- Tres lonchas por persona de buen jamón serrano cortadas muy finas
- Una mezcla de diferentes lechugas como rúcola, canónigos, brotes varios de lechugas o espinaca, lechuga iceberg... Mirad abajo para más información.
- Unas 4-5 fresas por persona.
- 1-2 Limones grandes.
- Aceite de oliva.
- Sal y pimienta
- Un manojo de hierbabuena o menta.
- Algo de vinagre Balsámico, de Módena o lo que se parezca más. No les pongáis salsa de soja, ¡locos!
Recomiendo servir este ensalada en un plato hondo o no demasiado plano. Algo entre el plato sopero y trinchero (el plano). La razón principal es que las ensaladas suelen llevar aliños y salsas que con un plato trinchero, acabarían fácilmente sobre la mesa o peor aún, sobre el mantel. La otra razón ya viene más relacionada con el plato. Más bien dicho, con el jamón.
Para empezar, colocad tres lonchas del jamón en cada plato. Hacedlo como si quisieseis formar un nido, algo cálido sobre qué poner luego la ensalada. Dejamos los platos y vamos a ponernos con los que de verdad nos interesa.
Coged un bol y mezclad en él las proporciones que más os gusten de los brotes, lechugas y demás sin olvidarnos de lavarlo todo bien. Amigos, sí. Las bolsas preparadas de nuestro querido supermercado nos van de maravilla para ello. Sobretodo para gente joven como vosotros, para qué vamos a comprar todo fresco. No os cortéis y usad las bolsas preparadas. Aún así, no abuséis. En ellas encontraréis la mayoría de las cosas que he mencionado. Bueno, a lo que íbamos, una vez tengáis todo en el bol aseguraos de que no haya hojas demasiado grandes ni partes ennegrecidas o feas. Retiradlas y removed la mezcla con los dedos. Intentad no chafar la lechuga sino trabajad con soltura. Alzadla y meted los dedos por dentro. Ya veréis como parecerá que todo coge volumen.
Sigamos. Cortad uno de los limones por la mitad y, sin miedo, echadle el zumo por encima a la ensalada. No os preocupéis por la acidez. El limón actuará como vinagre en el aliño. Salpimentad con unas pizcas de sal y pimienta. Añadid el aceite de oliva sin pasaros. No queremos que la ensalada flote en un charco de aceite sino que dé brillo y sabor al conjunto.